Obras de Arte. Enumeraré algunas indiscutibles: la arquitectura mogol de India; las catedrales de Reims y de Chartres; las obras de Brunelleschi, Bramante, Palladio, Miguel Ángel; las grandes construcciones de la modernidad, Le Corbusier, Mies van der Rohe, Frank Lloyd Wright, Antoni Gaudí, Alvar Aalto. La música de Bach, Beethoven, Wagner; también la de Morton Feldman, Messiaen, Xenakis, Ligeti, Scelsi, Grisey. También los Beatles, o los Rolling Stone. Y desde luego la pintura del Giotto, de Rembrandt, de Velázquez, de Goya, de Turner; también de Matisse o de Rothko. Pero también Andy Warhol. O la escultura de Chillida y Oteiza, Rodin o Giacometti. O la poesía de Baudelaire, Rilke, Hölderlin y T. S. Eliot. O la épica viajera de Homero, Virgilio y Dante Alighieri. O el Quijote de Cervantes, Guerra y paz de Tolstói, los Karamazov de Dostoyevski, el Ulises de Joyce, Mientras agonizo de Faulkner. O el teatro de Esquilo, de Calderón, de Shakespeare, de Ibsen, de Strindberg, de Pirandello, de Chéjov, de Tennessee Williams. O el cine de Griffith, de Eisenstein, de Murnau, de Fritz Lang, de Orson Welles, de Hitchcock, de Coppola, de David Lynch, de Tarkovski, de Stanley Kubrick. También algunas (pocas) grandes series televisivas»