Georgina Burgos

Sin duda, a la hora de practicar la masturbación no es lo mismo ser un perro que un toro, ser un humano que un chimpancé

En ese sentido me complace comprobar que sus contenidos aportan una amena y exhaustiva información sobre la tercera actividad más gratificante que las personas pueden practicar en solitario. La primera es comer; la

solitario, autoabuso, autopolución

ojalá pudiera saciar el hambre de un modo tan sencillo, frotando sus tripas.

comportamiento sexual de nuestros antepasados prehistóricos sería más cercano al de los actuales bonobos que al que tenemos los humanos de hoy en día.

Términos como vicio solitario, autoabuso, autopolución, descargas ilegales, violencia manual... nos transmiten un fuerte rechazo hacia la masturbación.

Hay también expresiones más favorables y conciliadoras, como amor en solitario, sexo para uno y autoerotismo, que le dan la vuelta a los términos vicio solitario y autoabuso.

La masturbación provoca una cascada de sentimientos y emociones que pueden ir desde la culpabilidad y el rechazo a la satisfacción y el bienestar más placenteros y deseados.

Diógenes el Cínico (412-323 a. de C.), un filósofo que vivía en un tonel y sentía un gran desdén por las normas sociales, que practicaba la masturbación en público y que había manifestado, mientras le reprendían, que ojalá pudiera saciar el hambre de un modo tan sencillo, frotando sus tripas.

la historia que ha moldeado nuestras creencias, sentimientos y actitudes hacia la masturbación