resulta asombroso que ya en la primera generación tras la apostólica, la Iglesia tuviese que defender la realidad de la presencia de Jesús en la Eucaristía. ¿Por qué las cosas fueron tan deprisa? Sin embargo, también es cierto que la sorpresa no es tanta si recordamos que hubo discípulos de Jesús que lo abandonaron por la dureza de su doctrina. Lo importante aquí es que, en nítido contraste con los gnósticos, los Padres de la Iglesia y sus sucesores no solo creían en la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía,