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Alberto Salcedo Ramos

  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretsidste år
    Todos podemos contar más o menos la misma historia. Hoy todos vemos esas pifias de la infancia como anécdotas. Sin embargo, en su momento algunas de ellas me pusieron en aprietos. Me avergonzaron, me angustiaron, me hicieron sentir limitado frente a lo que estaba más allá de mis narices. Los niños no conducen ebrios por las autopistas ni le adeudan dinero al fisco, pero cometen errores que también tienen un costo.
  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretsidste år
    En la infancia uno empieza a forjar el método para sortear los errores inocentes o culposos que comete. Desde niño ya sabía, por ejemplo, que siempre me iba a dar pavor hablar en público y, sin embargo, tenía claro que me tocaría hacerlo una y otra vez aunque me muriera del susto. De ese modo me adiestré oportunamente en el manejo del ridículo, un monstruo del que nadie se encuentra a salvo.
  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretsidste år
    La mejor forma de aprender a enmendar los errores es cometiéndolos. Así conocemos el mundo y descubrimos de qué material estamos hechos.
  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretsidste år
    Asumir nuestras burradas es disfrutar. El hombre decae cuando renuncia a la manzana para aferrarse a su mísero espacio en el paraíso. “Que no sea tu cuerpo la primera sepultura de tu esqueleto”, aconsejaba Jean Giraudoux. Por algo la palabra “errar” sirve indistintamente como sinónimo de equivocarse y como sinónimo de andar. Al fallar comprendemos, nos endurecemos, avanzamos.
  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretsidste år
    El verbo texere, en latín, significa tejer. Escribir es eso: garrapatear una frase, borrarla, garrapatearla otra vez, tejerla con la siguiente,
  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretsidste år
    A veces el esfuerzo es insuficiente para enmendar el error. He aprendido también a bailármelo. Aparte de los yerros involuntarios derivados de mi torpeza, están los perpetrados a conciencia. Siempre he creído, por ejemplo, que es muy estúpido huir del amor para ahorrarse una estupidez. Así que cuando Cupido me apunta con su flecha le ofrezco el pecho, a sabiendas de que podría matarme. Después veré cómo diablos resucito. Si es imposible corregirlo, nos queda la opción de convertirlo, por lo menos, en un asunto bailable.
  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretsidste år
    Un abrazo, por favor
    Un abrazo es lo que más cuesta y lo que menos vale.

    Lo que más cuesta porque somos timoratos, porque andamos prevenidos, porque tememos parecer cursis o empalagosos. Además creemos que revelar el afecto duele.

    Y lo que menos vale porque lo hemos convertido en una simple muletilla social, una estampilla que pegamos mecánicamente al final de nuestras cartas, sea quien sea el destinatario.
  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretsidste år
    Para abrazar de verdad hay que desnudar el alma. Entonces preferimos la distancia, porque así el abrazo se transforma en un formulismo cómodo.
  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretsidste år
    Abrazar de verdad es una experiencia muy honda, no un asunto relacionado con protocolos. Si abrazamos de dientes para afuera a todo el mundo al final no abrazamos del pecho hacia adentro a nadie, ni siquiera a la gente a la cual queremos.
  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretsidste år
    A mí, por fortuna, mi madre me enseñó a tiempo que los brazos, pesados como plomo cuando están comandados por los prejuicios, se vuelven alas gráciles cuando solo le hacen caso al amor.
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