Daniela Catrileo

  • Frida Arroyo Chiuhar citeretfor 5 måneder siden
    Cualquiera era un peso muerto. Un bulto esperando despegar del barro donde nos hundíamos, mientras este se secaba. ¿Han visto cómo brota la maleza de la tierra seca? Ínfimas flores de pétalos más frágiles aún. Peso mosca, alita de insecto, nervadura de clase obrera. Flaites, indias, pungas. Sin embargo, ahí tienen un verdor exhumado de la corteza terrenal de lo que llamaremos barro.
  • Alejandra Retanahar citeretsidste år
    Me encantaba discutir con ellos y decirles que no sabían distinguir el movimiento mapuche del de los campesinos marxistas
  • Alejandra Retanahar citeretsidste år
    Ambas mujeres chilenas o como dirían algunos en el sur: «chiñurritas», casadas con hombres mapuche
  • Alejandra Retanahar citeretsidste år
    Teníamos una historia común, incluso antes de conocernos
  • Alejandra Retanahar citeretsidste år
    Todo puede parecer de clase media, menos los rostros morenos que cuelgan de estas paredes
  • Alejandra Retanahar citeretsidste år
    La historia de nuestras madres no está en la militancia ni en el alero de las vencedoras. Sobrevivieron y lo siguen haciendo. De campamentos a piezas de allegados. Y de ahí, a los departamentos del subsidio. Trabajos miserables e hijas que alimentar. Fueron las que resistieron de otro modo, mientras un país caía a mendrugos
  • Alejandra Retanahar citeretsidste år
    Esa noche, ocultos de Santiago, trocitos de periferia, bailamos cumbias y rancheras
  • Alejandra Retanahar citeretsidste år
    No era muy común andar vestidas del modo en que lo hacíamos. Yo creo que también hubo un montón de mapuche góticos, industriales, hardcore, new wave y punks por esos años
  • Alejandra Retanahar citeretsidste år
    Quisieran ellos volver? Mantengo en mi cabeza esa duda. Santiago para nuestras familias significó un pedazo de suelo donde crear algo parecido a un hogar. Intentaron construir una vida y tacharon otra. Encontraron un trabajo, trajeron a sus hijas e hijos, abandonaron la lengua y lo poco que tenían: animales, pequeños cultivos, sus rukas. Imaginaron que cerca del Huelen y el Mapocho podrían tener un segundo nacimiento donde se levantarían desde los escombros. Pero eso no sucedió, fueron desalojados. Desparramados a los suburbios de la waria. Tuvieron que aprender a germinar como quien muere lejos de su tierra
  • Alejandra Retanahar citeretsidste år
    Nosotras éramos las herederas de esa migración, que al mismo tiempo nos había empujado a encontrarnos. En nuestras casas tampoco se hablaba mucho de política, al menos no desde ese lugar hegemónico y oficial, pero escuchamos muchas veces las palabras: detenciones, sindicatos, junta de vecinos, huelgas, ollas comunes
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