Los signos de la impotencia
Analicemos más de cerca el llamado vacío de poder. Las personas que lo padecen:
Parecen cohibidas.
Adoptan una postura ligeramente inclinada, tanto si están de pie como sentadas, y la caja torácica suele estar algo hundida.
Tienden a encoger los hombros.
No buscan el contacto visual.
Sonríen muy a menudo con la intención de aplacar al interlocutor.
Ocupan poco espacio, sus brazos y piernas se mantienen pegadas al cuerpo.
La falta de autoridad provoca en estas personas una adaptación excesiva, que relega a un segundo término la defensa de sus derechos. Las personas que padecen el vacío de poder:
No saben marcar los límites ni parar los pies a los demás.
Eluden los conflictos.
Se sienten identificadas con los demás y abandonan fácilmente sus propias metas.
Se encuentran atrapadas en el papel de la persona amable, cariñosa y simpática.
Tienen remordimientos de conciencia si, en alguna ocasión, logran imponerse y se niegan a acatar alguna orden.
Les cuesta romper la relación con personas poco consideradas y violentas.