La ciudad donde nací fue destruida por cañones.
El barco en el que emigré a Israel fue hundido luego, en la guerra.
El granero en Hammadia donde amé, se quemó.
El quiosco en Ein-Guedi fue bombardeado por manos enemigas,
y al puente en Ismailía por donde cruzaba
ida y vuelta en mis noches de amor,
lo hicieron pedazos.
Mi vida se borra tras de mí según un mapa exacto.
¿Cuánto tiempo se sostendrán los recuerdos?