—¿Quién es yo?
—Pinocho.
—¿Qué Pinocho?
—La marioneta, la que vive en casa del Hada.
—Ya, entiendo —dijo el Caracol—. Espérame ahí, que bajo y te abro enseguida.
—Apresúrese, por caridad, que me muero de frío.
—Hijo, yo soy un caracol, y los caracoles nunca tienen prisa.