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Lisa See

  • Cristinahar citeretfor 2 år siden
    Asimismo me señalaba mis defectos y me enseñaba a utilizarlos de modo que me resultaran provechosos. En mi país llamamos teng ai a esa clase de madres. Mi hijo me ha dicho que en la caligrafía de los hombres esa palabra está compuesta por dos caracteres. El primero significa «dolor»; el segundo, «amor». Así es el amor maternal.
  • Cristinahar citeretfor 2 år siden
    Durante diez mil li seremos como dos arroyos que confluyen en un solo río. Durante diez mil años seremos como dos flores del mismo jardín. Nunca nos alejaremos, nunca habrá ni una sola palabra cruel entre nosotras. Seremos almas gemelas hasta el día de nuestra muerte. Nuestros corazones están contentos.
  • Cristinahar citeretfor 2 år siden
    «Hoy he mirado por la celosía de mi habitación. He pensado en el fénix que sale en busca de un compañero, y entonces me he acordado de ti.»
  • Cristinahar citeretfor 2 år siden
    —Recordad, niñas —dijo mi tía—, que no todos los hombres son emperadores, pero todas las niñas se casan y se marchan de la casa de sus padres. Yuxiu inventó el nu shu para que las mujeres de nuestra tierra mantuvieran los lazos que las unen a sus familias.
  • Cristinahar citeretfor 2 år siden
    Cuando las aguas están tranquilas, el pez respira sin esfuerzo; cuando deja de soplar el viento, el árbol se mantiene firme —recitó.
  • Ana Saenzhar citeretfor 9 måneder siden
    Estamos acostumbrados a oír que las historias sobre mujeres carecen de importancia. Al fin y al cabo, ¿qué valor tiene lo que ocurre en el salón, la cocina o el dormitorio? ¿A quién le importan las relaciones entre madres, hijas y hermanas? La enfermedad de un bebé, el sufrimiento y el dolor de un parto, los esfuerzos por mantener a la familia unida durante la guerra, en la pobreza o incluso en épocas de bonanza están considerados asuntos insignificantes comparados con las historias de los hombres
  • Cristinahar citeretfor 7 måneder siden
    En cuanto ella terminó la sopa y el bebé de mamar, le dio el crío a mi padre. Como todos los maridos de las haenyeo, pasaría el día bajo el Árbol de la Aldea, en la plaza principal de Hado, junto con los otros padres. Entre todos cuidaban de los bebés y los niños pequeños.
  • Cristinahar citeretfor 7 måneder siden
    —Entiendo lo de tomar «aire de agua» antes de sumergirme: debo retener todo el aire que pueda dentro de mí. Pero ¿y si no sé cuándo subir? ¿Y si no consigo hacer un buen sumbisori?
  • Cristinahar citeretfor 7 måneder siden
    —Tu cuerpo sabrá qué tiene que hacer —la tranquilizó Madre—. Y, si no, yo estaré allí contigo. Soy la responsable de que todas las mujeres vuelvan sanas y salvas a la orilla. Escucho los sumbisori de todas las mujeres de nuestra cooperativa: juntos crean la canción del aire y el viento de Jeju. En nuestro sumbisori resuenan las entrañas del mundo. Nos conecta con el futuro y con el pasado. Nuestro sumbisori nos permite servir primero a nuestros padres y luego a nuestros hijos.
  • Cristinahar citeretfor 7 måneder siden
    No olvidéis que en el mundo submarino llevamos a cuestas el peso de nuestros problemas en la tierra. Todos los días bordeamos la línea que separa la vida de la muerte.
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