Por supuesto, llegados a este punto ya no se trata de ir en busca de «seres inteligentes», o ni siquiera de «seres», por un impulso antropocéntrico unido a una visión que ofrece a la humanidad el escalafón superior de una escala evolutiva jerárquica. ¡La «simple» presencia de «vida», en otro lugar, en cualquier «forma», ya constituiría un descubrimiento con inmensas consecuencias!