Es todo tan extraño. Me rogó que no me casara con él —me cuenta mi hermana, mirándome.
—¿Por qué no? —pregunto.
—No quería decirme por qué. Solo repetía: «No te debes casar con él. ¿Entiendes? No te puedo decir por qué no, pero créeme, por favor, créeme, no te debes casar con él».