Noelia Alcázar Jiménez

  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretfor 3 måneder siden
    3.1.Soportes

    Para un producto editorial se necesita un soporte para volcar la información, es decir, el texto en él. Un soporte es aquel apoyo o material en cuya superficie se registra información.

    Los primeros soportes para un libro que se utilizaron fueron la piedra (que es el más antiguo que ha llegado hasta la actualidad), la madera, tablas de arcilla, láminas de bambú (sobre todo en China), la seda, el hueso, bronce, cerámica, hojas de palma seca (en la India) o el papiro.

    Este último fue el soporte que más se usó, sobre todo en las culturas mediterráneas de la Antigüedad como Egipto, Grecia y Roma.

    El papiro se fabricaba con partes del tallo de una planta que se llama igual, luego se machacaban esas partes con martillos y se unían con golpes porque estaban húmedas. Se hacía con más de una capa de fibras y se alternaba el sentido para darles más resistencia, es decir, se colocaba una horizontal y otra vertical. Se escribía en ellos con un cálamo, que es el tallo de una caña cortado oblicuamente, o una pluma de ave.

    Más adelante, se hace uso del pergamino, que se conseguía a partir de la piel de los animales (sobre todo el cordero, la vaca, el asno, el antílope, etc.). Este soporte podía conservarse por más tiempo y sus condiciones eran mejores, pues era más sólido y permitía borrar el texto. Sin embargo, era muy caro a causa de la materia empleada y el tiempo destinado a su preparación.

    La cultura romana utilizaba tablas de madera untadas con cera, en las que se podía escribir y borrar los signos. Con estas tablas se podía enseñar a escribir a los niños.

    En la Edad Media se dio un paso más y se sustituyó el soporte por el códice, esto es un conjunto de hojas cosidas. El papel fue reemplazando progresivamente al pergamino porque aquel era una materia más barata y permitía una difusión más amplia de la obra.

    Así adquirió un aspecto rectangular, se manejaba mejor, podía colocarse sobre una superficie y quedar de manera que se podía leer y escribir cómodamente, además de ver con mayor facilidad las mayúsculas o la puntuación. El códice permitió una lectura silenciosa y a través de sus índices se facilitó el acceso directo a la información requerida.

    Cuando llegó la primera revolución en el mundo editorial, la imprenta de Gutenberg, hacia 1440, el libro dejó de ser un objeto único, escrito y reproducido de acuerdo con la demanda
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