Ronald Ross tenía previsto estudiar todo un conjunto de brotes, pero a medida que sus modelos se hacían más complicados, las matemáticas también se complicaban. Pudo trazar cómo sería el proceso de transmisión, pero no pudo analizar las dinámicas resultantes. Es entonces cuando buscó la ayuda de Hilda Hudson, profesora en el Instituto Técnico de West Ham, en Londres.[66] Hija de un matemático, Hudson había publicado su primer trabajo de investigación en la revista Nature cuando tenía solo diez años.[67] Posteriormente estudió en la Universidad de Cambridge, donde fue la única mujer de su promoción en conseguir la más alta calificación en matemáticas. Aunque igualó los resultados del estudiante masculino que quedó en séptimo lugar, no fue incluida en el listado oficial (hasta 1948 las mujeres no podían recibir títulos oficiales de Cambridge).