Había formas que se inclinaban unas hacia otras en el interior de los taxis mientras esperaban, y voces que cantaban, y risas por chistes que no alcanzaba a oír, y cigarrillos encendidos que iluminaban los contornos de gestos ininteligibles en su interior. Imaginando que yo también me encaminaba rápidamente hacia la diversión y compartiendo su íntima excitación, les deseaba lo mejor.