en ese desborde de cariño, plenamente enfermo y sin curación posible… No sé, ¿qué puedo decirles? Que disfruten cada momento de los momentos afectuosos que nos tocan, porque, si bien no son escasos, tampoco sobran; es decir, que están contados y esparcidos por la vida adecuadamente, y eso es reconfortante en un sentido. Pero cuidado cuando se apilan, cuando se juntan muchos en un período corto injustificadamente. Esa es mi enseñanza.