Tiago Forte

fragmentos de texto, capturas de pantalla, artículos que guardamos en marcadores, pódcast u otras clases de información. Esto incluye los contenidos que recopilas de fuentes externas, pero también los que creas cuando redactas

conocimiento proceden tanto del mundo exterior como de tus ideas.

Subrayados: pasajes interesantes de libros o artículos que hayas leído.

Citas: fragmentos memorables de pódcast o audiolibros que escuches.

Marcadores y favoritos: enlaces a contenido interesante que encuentres en Internet o a publicaciones en redes sociales.

Notas de voz: clips grabados en tu dispositivo móvil para uso personal.

Notas de reunión: lo que apuntas sobre lo tratado en reuniones o llamadas.

Imágenes: fotos u otros recursos gráficos que te resulten inspiradoras o interesantes.

Aprendizajes: lecciones de cursos, conferencias o presentaciones a los que hayas asistido

Historias: tus anécdotas favoritas, te hayan pasado a ti o a otra persona.

Ideas: las pequeñas (y grandes) cosas que se te ocurren.

Recuerdos: experiencias que no quieres olvidar.

Reflexiones: pensamientos y aprendizajes personales escritos en forma de diario.

Cavilaciones: esas ideas que te llegan en la ducha sin previo aviso.

significado de un pensamiento, una idea o un recuerdo no está claro de inmediato. Necesitamos escribirlos, revisarlos y verlos desde una perspectiva diferente para asimilar lo que significan.

formato especial o de un tipo de archivo que se gestiona mejor con una aplicación específica

archivo muy grande

que más de una persona pueda editarlo

Mantén una docena de tus problemas favoritos siempre presentes, aunque estén inactivos. Cada vez que escuches o leas una nueva estrategia o un nuevo resultado, contrástalo con cada uno de tus doce problemas para ver si te ayuda. De vez en cuando darás con un acierto, y la gente dirá: «¿Cómo lo hace? Vaya genio».

mantener una lista de una docena de preguntas abiertas.