ciudades para cruzar en bicicleta
barrios para ir sola sin sentirme más sola
museos en los que se enciende alguna cosa
bares con gente que quiere bailar —aunque no sepan—
tienditas con bombas de azúcar y otras delicias
mercados donde ir con la panza muy dispuesta
puentes para cruzar cuando quieres morirte
pedazos de mar que separan
callejones para darse de besos
portones para escondernos del vacío.
Yo tengo nomás una lista
que crece
de sitios inútiles y personales.
Eso de hacer turismo,
nunca lo entendí.