es
Beryl Bainbridge

La excursión de la fábrica de botellas

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Divertido, inteligente, rápido, ameno, dotado de humor inglés, negro y a veces surrealista. Así podríamos describir este libro de Beryl Bainbridge, una de las escritoras inglesas más importantes de este siglo. Se trata de una historia acerca de dos mujeres inglesas que trabajan en una fábrica italiana de embotellado de vino y que un buen día se van de excursión con sus compañeros de la fábrica, inmigrantes italianos humildes, a pasar el día a Windsor. Del argumento poco más podemos contar. Del cadáver, tampoco.«Luego de volver la última página de La excursión de la fábrica de botellas el lector no puede hacer otra cosa que quedarse boquiabierto y buscar la palabra justa. Una atmósfera como ésta, de inminente perdición, no había sido creada desde Brighton Rock… excepto que Beryl Bainbridge es implacablemente cómica en vez de (como Graham Greene) implacablemente virulento. Capaz de ir sumando los más asombrosos detalles, domina de tal modo este maravilloso relato que el lector está pendiente de cada una de sus palabras, desde la primera hasta la última. Qué originalidad, qué placer».Ronald Blythe, Sunday Times«Una historia horripilante y tremendamente divertida».Graham Greene
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Citater

  • jenlopezrohar citeretfor 2 måneder siden
    Freda había colgado en la cabecera de la cama una fotografía de un viejo sentado en un taburete con una severa expresión en la cara
  • jenlopezrohar citeretfor 2 måneder siden
    La implicación asustó a Brenda, que tenía treinta y dos años; le pareció que ya tenía un pie en la tumba. Una vez habían acudido a un despacho de High Street y dijeron que buscaban un trabajo interino en una oficina. Mintieron sobre su velocidad de mecanografiado y otras cosas, pero la mujer del mostrador se mostró poco alentadora. Para sus adentros Freda se dijo que había sido porque Brenda tenía un aspecto tan espantoso; esa mañana tenía dolor de muelas y se le había hinchado la mejilla. Brenda pensaba que había sido porque Freda llevaba su capa morada y sacudía continuamente la ceniza de su cigarrillo encima de la alfombra. Freda dijo que les convenía hacer alguna cosa más básica, algo que las pusiera en contacto con la gente corriente, con los trabajadores.

    —Pero una fábrica de botellas… —protestó Brenda, que no tenía las mismas necesidades que su amiga.

    Freda le explicó pacientemente que no era una fábrica de botellas, sino una fábrica de vino; que trabajarían junto a sencillos campesinos con una cultura y una tradición a sus espaldas. Brenda insinuó que no le gustaban los extranjeros; le costaba relacionarse con ellos. Freda replicó que eso demostraba su mezquindad, mental y física.
  • jenlopezrohar citeretfor 2 måneder siden
    La implicación asustó a Brenda, que tenía treinta y dos años; le pareció que ya tenía un pie en la tumba.

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