La presente antología de Obras de sor Juana Inés de la Cruz comprende poemas y cartas que constituyen un relevante panorama del México del siglo XVII.
«En nuestro concepto, también Juana Inés es una niña prodigio, y su gloria rápida y ruidosa a uno y otro lado del océano un milagro de enlace espiritual entre la colonia y la tierra materna (sin cable, sin radio, hubo una mutua comprensión dentro del mundo cultural español, mientras los de hoy solo nos comunicamos con el extranjero).
«Juana era una virtuosa innata: no se puede demostrar en ella un desenvolvimiento metódico. El primer poema suyo cuya fecha podemos determinar con seguridad, el soneto “Suspende, cantor cisne, el dulce acento” del año 1668, nos muestra a la muchacha, que todavía no cumple diecisiete años, en pleno dominio del difícil estilo culterano. Desde el principio está a la altura de cualquier tema, igualmente bien versada en todos los estilos y métricas de la literatura española. Tanto se acerca a sus más importantes modelos en el gran arte, Góngora y Calderón, o al estilo popular eclesiástico de los romances clericales, villancicos, endechas, ensaladillas, al modo de Castillejos, Valdivieso, Lope de Vega, o la manera burlesca de Polo de Medina, que resulta difícil desprender su nota personal. En lo externo se distingue más bien por su temperamento femenino y su tendencia hacia formas mixtas y sueltas, por sus improvisaciones, a estilo de conversación, que por un trabajo concentrado.”
Karl Vossler