De la mujer en el siglo XXI

La inequidad de género es quizás el mayor abuso de derechos humanos en el planeta. Asola al primer mundo y al mundo en desarrollo, a las mujeres ricas y pobres en todos los contextos de salud, riqueza, educación, representación, oportunidad y seguridad. No es una exageración describirla como un apartheid, pero sin estar limitado a un país o periodo histórico

pues este mal permanente tiene una duración milenaria y un alcance global. Sólo las soluciones radicales pueden, si acaso, rozar su superficie pero el premio es muy grande por los enormes beneficios colaterales de paz, prosperidad, sostenibilidad y felicidad humana en general.

Una amiga con mucha preparación y profesional exitosa de una familia india, igualmente instruida y exitosa, me dijo alguna vez que su abuela había llorado de desilusión con el nacimiento de cada una de sus tres nietas. Es común que los padres con hijas pero sin hijos reciban expresiones de gentil compasión de parte de sus amistades y familiares

ocasionada por las economías postindustriales y como reacción a ellas, por una mayor educación y mayores aspiraciones femeninas, por un choque de tradiciones, o por todo lo mencionado arriba

más invierte en la retención patriarcal de esa riqueza y percibe a las hijas como una amenaza para ese objetivo

donde la combinación de la “deselección” prenatal y la negligencia sexista que genera revirtió la mayoría femenina.

Hace más de un cuarto de siglo Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, escribió sobre los 100 millones de mujeres desaparecidas en el mundo.

La inequidad de género es quizás el mayor abuso de derechos humanos en el planeta.

destinada a ser la primera mujer líder del “mundo libre”.

Las mujeres votan, luchan y poseen propiedades y poder en muchas partes del mundo