Mohamed Mbougar Sarr

La más recóndita memoria de los hombres

  • Adal Cortezhar citeretfor 2 år siden
    El azar no es más que un destino que ignoramos, un destino escrito con tinta invisible.
  • Rafael Ramoshar citereti går
    –De lo que no hay duda es de que hay que prepararse para ese porvenir en el que no volveremos a estar solos, no como antes. Lo había hablado a menudo con Waly, vuestro padre, que Dios guarde su alma. Era su deseo más profundo. Que sus futuros hijos, uno de ellos por lo menos, fuese al colegio de los toubabs, no para hacer como ellos, sino para defenderse cuando digan que su manera de ver las cosas no solamente es la mejor, cosa discutible, sino que es la única, cosa que es falsa.
  • Rafael Ramoshar citereti går
    Tal vez nunca llegue el día y sea imposible desandar el camino para volver a ser lo que fuimos. Al fin y al cabo, el hombre no siempre remonta el curso de la historia como algunos peces remontan el curso del río
  • Rafael Ramoshar citereti går
    Esa vez triunfó. Cuando volvió, vengado y victorioso, noté, aun siendo niño, que Ngor había cambiado. Parecía un enfermo curado tras largos años de sufrimiento. Pero lo principal es que aquella noche comprendí que me equivocaba: lo que había apesadumbrado más a Tokô Ngor durante todos aquellos años no era que el cocodrilo siguiera vivo; era que su hermano no tuviese una tumba a la que pudiese ir a llorar.

    Tras su victoriosa expedición, los cazadores tuvieron que repartirse la inmensa carcasa del saurio, un impresionante espécimen macho de casi siete metros y una tonelada. Unos querían un trozo de piel, otros los dientes o los ojos, alguno simplemente las carnes. El tío Ngor solo quería una cosa: las vísceras del animal. Nada queda, dijo, del cuerpo de mi hermano, pero estuvo dentro del vientre de ese animal. Yo quiero ese vientre, el interior del vientre. Accedieron. Entonces evisceró al bicho y enterró sus entrañas, no en el cementerio (tal cosa no era posible, no se entierra el contenido del vientre de un cocodrilo en un cementerio humano), sino al pie de un mango que había enfrente, el mango bajo el cual Mossane, años después, iría a sentarse.
  • Rafael Ramoshar citereti forgårs
    Hay hombres que mueren sin haber encontrado su pregunta. Otros la identifican tarde a lo largo de su vida. Yo he tenido la oportunidad y la maldición de encontrar bastante joven la forma de mi pregunta. Libre para el resto de mis días de la angustia de buscarla, me vi cargado con otra angustia: que me persiguiera eternamente el silencio abierto ante mi interrogación. Pero ese silencio no es un vacío. Siempre está poblado por el tumulto de las hipótesis infinitas, las respuestas posibles y las dudas inmediatas asociadas.

    ¿Por qué él?
  • Rafael Ramoshar citereti forgårs
    Cada ser humano sobre la tierra debe descubrir su pregunta, Marème Siga. No le veo otra finalidad a nuestra presencia aquí. Cada uno de nosotros debemos encontrar nuestra pregunta. ¿Por qué? ¿Para obtener una respuesta que nos desvele el sentido de nuestra vida? No: el sentido de la vida no se desvela hasta el final. No buscamos nuestra pregunta para encontrar el sentido de la vida. La buscamos para hacer frente al silencio de una pregunta rotunda e inflexible. Una pregunta que no tendría respuesta. Una pregunta cuya única finalidad sería la de recordar a quien la hace la parte de enigma que contiene su vida. Cada ser debe buscar su pregunta para tocar con un dedo el denso misterio que hay en el corazón de su destino: lo que jamás le será explicado pero que, sin embargo, va a ocupar un lugar fundamental en su vida.
  • Rafael Ramoshar citereti forgårs
    Todo empieza con Mossane. Todo empieza con su elección. Después de los acontecimientos que voy a relatar, frente al cementerio, bajo el mango, le había repetido mi pregunta a Mossane. Ella llevaba mucho tiempo inmersa en un mundo de soledad, de sombra y de silencio. Pero yo le había repetido igualmente mi eterna pregunta: ¿por qué él?

    Aquel día, una vez más, había hablado sin esperanza de obtener respuesta. Ya hacía mucho que no le dirigía aquella pregunta solo a Mossane. También iba dirigida a Dios. Pero, por encima de todo, iba dirigida a mí mismo.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 4 dage siden
    –Pocos escritores han sido fieles al odio contra sus padres. En los libros donde ajustan cuentas o interrogan simplemente una relación difícil con ellos, siempre acaba por aparecer un poco de amor, un poco de ternura que atenúa el puro impulso de su pura violencia. ¡Qué desastre! La vida les ofrece un regalo inesperado y ellos lo echan todo a perder en el sentimentalismo estúpido que sentimos por nuestros progenitores. ¡Qué desastre más inmundo! Yo espero seguir odiando a mi padre, y no flaquearé. Él nunca flaqueó. Él me privó de su amor hasta el final. No me consideraba digna. Esa fue su lección y yo me la aprendí bien. Si dejo de odiar a mi padre, ¿qué quedará de él en mí? Ese es su legado más profundo. Es mi herencia y debo ser digna de ella. Puedes contar conmigo, Ousseynou Koumakh. Puedes contar con mi odio aún por mucho tiempo, padre mío.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 5 dage siden
    ¿Te bastará ahora para empezar tu libro, ahora que ya no te va a atormentar la sombra de tu padre? ¿Tendrás su valor, el valor de escribir lo que llevas en tu corazón? Detén aquí este diario y empieza tu libro: entra en El laberinto de lo inhumano.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 5 dage siden
    Algunos silencios hinchados no encierran nada, se les hunden encima palabras que querrían ser decisivas pero cuyos cimientos tiemblan en el momento crucial, cuando llega la hora de sostener el auténtico corazón de las cosas. Armado de silencio o de palabras, ir a la verdad, al libro esencial, exige principalmente valor.
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