Cupido, tenemos que hablar

¿Ese no es Henry Cavill? —digo tan alto que el actor se vuelve para regalarme una sonrisa que me corta la respiración—. ¡Ay, Dios! ¡Ay, Dios! —repito sin parar y Valentin tiene que tirar de mi brazo para que entre en el elevador.

—¿Quieres dejar de mirar a otros hombres? —Entorna los ojos.

—Pero ¡¿tú has visto quién es?! —No me puedo creer que no me entienda.

—Sí, y debería darte igual porque yo soy más guapo. —Alisa su corbata.

—¡Ya quisieras!

¡Te costará una fortuna!

—Fortuna fue conocerte.

el universo está conectado. Todo lo que das vuelve siempre multiplicado. Cuidaron a sus empleados y estos, en cuanto han visto la oportunidad, se lo han devuelto con el mismo cariño. Así que, como siempre dice mi padre: «es mejor no ir esparciendo espinas por el camino por si algún día tienes que volver descalzo».

Supernenas. Nadie mejor que ellas, con Nerea a la cabeza, pondría interrumpir esa boda.

Me voy a morir sin ti…

—¿Cuál es la diferencia? ¿Que a María le picó una paloma y a Valeria le ha atravesado una flecha? —continúa y tengo que aguantar la respiración para no reír con ella. Adoro ese don que tiene de convertir las dificultades en comedia. Cada día me cae mejor—. Gritéis o no, una nueva y maravillosa vida está en camino, y eso es algo que deberíais celebrar. Y ahora, si no os importa, me gustaría seguir durmiendo. Ojalá que todo lo malo que nos ocurra siempre sean cosas así.

Me da igual cómo lo hagas, pero arréglatelas para que a mi nieto no le falte de nada o te aseguro que a quien le faltará será a ti.

¿Por qué diablos tiene que ser tan condenadamente bella?

Estoy completa y locamente enamorada del hombre más increíble del mundo y, aunque él me corresponde, no podemos estar juntos. ¿Se puede tener más mala suerte?

¿Te han dicho alguna vez que tienes la sonrisa más bonita del mundo? —Acaricia mi rostro y lo hace con tanta ternura que me quedo mirándolo embobada—. Y me muero por volver a besarla.