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Paul Gallico

La señora Harris en Nueva York

Paul Gallico introduce en esta nueva aventura de la señora Harris y su inseparable amiga, la señora Butterfield, el caso del pequeño Henry, a quien su madre dejó a cargo de una familia a cambio de una libra semanal por su manutención y con los años desapareció. Desde entonces, y sin paga, para la familia el niño es una despreciable carga y lo maltratan sin cesar. Habiendo averiguado que su padre fue un soldado de Alabama llamado George Brown, las dos amigas «secuestran» al pequeño, lo cuelan como polizón en un transatlántico y se lo llevan a Nueva York. Están convencidas de que encontrarán al «señor Brown» y de que este se alegrará de la buena nueva. La señora Harris en Nueva York (1960) sigue la línea de cuento de hadas de Flores para la señora Harris (1958), con sus observaciones realistas sobre el sistema de clases y la doble cara de todo sueño, pero cuenta con la novedad de un punto de partida no tan ligero como el deseo de comprarse un vestido de Dior. En todo caso, su humor y su confianza en la amistad y la simpatía son los mismos y dan pie a otra sátira amable y distinguida, que esta vez se ambienta entre diplomáticos, millonarios de Park Avenue, estrellas de cine y cantantes de hillbilly.
192 trykte sider
Oprindeligt udgivet
2018
Udgivelsesår
2018
Oversætter
Ismael Attrache
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Vurderinger

  • Mariza Rodriguezhar delt en vurderingfor 3 år siden
    👍Værd at læse
    🐼Vildt sød
    💧Tåreperser

    Es una historia entrañable que nadie debe perderse

  • Dianela Villicaña Denahar delt en vurderingfor 10 måneder siden
    👍Værd at læse
    💞Superromantisk
    🌴God til stranden
    😄Vildt sjov
    🐼Vildt sød

Citater

  • Dianela Villicaña Denahar citeretfor 10 måneder siden
    Pero la señora Butterfield no conocía tales inhibiciones. Estrechó al pequeño, le hundió el rostro en su generoso pecho y, mientras ponía en grave peligro la respiración de Henry, lo abrazó, lo acarició, le lloró y sollozó encima
  • Dianela Villicaña Denahar citeretfor 10 måneder siden
    Una vez a solas, la señora Harris empezó a pensar en este asunto de la perfección que, por lo visto, persiguen los seres humanos, como bien se veía en la angustia que le había causado al señor Bayswater algo que había acabado destruyendo la perfección del mejor coche del mundo; le pareció que a lo mejor esa perfección solo era propia de ese Altísimo que a veces daba la impresión de ser bueno con las personas, otras menos; a veces incluso se diría que le ponían un poco celoso
  • Dianela Villicaña Denahar citeretfor 10 måneder siden
    Aquí tenemos demasiado de todo, echamos de menos no tener tanto. Nuestro tiempo ha acabado. Queremos volver a Londres. –De pronto, como si le saliera de lo más profundo y oculto del corazón, añadió con una especie de congoja que conmovió a la señora Schreiber y que afectó incluso a su marido−: Se lo ruego, no nos pidan que nos quedemos, ni nos pregunten el motivo

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