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La alcaldesa cerró la carpeta, se quitó las gafas y se levantó.
–Quiero que todo esto se acabe. Todo. La señora Stoicasescu, su asistente y la vagina.
Katsumihar citeretfor 4 år siden
Es el regalo en sí lo que me preocupa.
–No lo entiendo –admitió Tucker.
–Cat quiere celebrar todos los aspectos femeninos. Esas fueron sus palabras exactas.
La expresión de la alcaldesa se tensó y Tucker lo interpretó como si estuviera horrorizada.
–¿Cómo?
–Nos va a regalar una vagina gigante. A juzgar por los bocetos preliminares, diría que va a medir al menos 5 metros y le gustaría que la ubicáramos en el centro del pueblo. Justo donde está ahora el diorama de Acción de Gracias.
Nevada se atragantó y a Tucker no le salían las palabras.
–Una vagi...
–Sí.
¿En qué demonios había estado pensando Cat? ¿Una vagina?
Katsumihar citeretfor 4 år siden
—¿No te sientes solo?
Tucker se recostó en su silla.
—Hay mujeres preciosas por todas partes, ¿o es que estás tan casado que lo has olvidado?
—Simplemente, no me interesa. ¿Por qué buscar por ahí cuando tienes lo mejor del mundo esperándote en casa?