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Susan Mallery

Solo para él

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Tres hermanas solteras caen en las redes del amor, una tras otra…

Sonaban campanas de boda en Fool's Gold, pero no para Nevada Hendrix. Sus hermanas trillizas estaban comprometidas e incluso su madre tenía una vida amorosa más activa que la suya. Decidida a empezar de nuevo, presentó una solicitud para el trabajo de sus sueños, pero descubrió que su nuevo jefe era también su primer amor. Tal vez podía pasar por alto el hecho de que se habían visto desnudos, pero jamás olvidaría cómo ese hombre le había roto el corazón.
Tucker Janack accedió a las reglas de Nevada de “solo trabajo”. Después de todo, el amor era una trampa que el millonario constructor había evitado toda su vida. Pero cuando unos buenos compañeros de trabajo se convertían en algo más, todas las reglas se rompían. ¿Estaría alguno de los dos dispuesto a volver a intentarlo… o se interpondría su pasado entre los dos?
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291 trykte sider
Oprindeligt udgivet
2012
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Citater

  • Katsumihar citeretfor 4 år siden
    –¿Qué quiere que hagamos? –preguntó Nevada.

    La alcaldesa cerró la carpeta, se quitó las gafas y se levantó.

    –Quiero que todo esto se acabe. Todo. La señora Stoicasescu, su asistente y la vagina.
  • Katsumihar citeretfor 4 år siden
    Es el regalo en sí lo que me preocupa.

    –No lo entiendo –admitió Tucker.

    –Cat quiere celebrar todos los aspectos femeninos. Esas fueron sus palabras exactas.

    La expresión de la alcaldesa se tensó y Tucker lo interpretó como si estuviera horrorizada.

    –¿Cómo?

    –Nos va a regalar una vagina gigante. A juzgar por los bocetos preliminares, diría que va a medir al menos 5 metros y le gustaría que la ubicáramos en el centro del pueblo. Justo donde está ahora el diorama de Acción de Gracias.

    Nevada se atragantó y a Tucker no le salían las palabras.

    –Una vagi...

    –Sí.

    ¿En qué demonios había estado pensando Cat? ¿Una vagina?
  • Katsumihar citeretfor 4 år siden
    —¿No te sientes solo?

    Tucker se recostó en su silla.

    —Hay mujeres preciosas por todas partes, ¿o es que estás tan casado que lo has olvidado?

    —Simplemente, no me interesa. ¿Por qué buscar por ahí cuando tienes lo mejor del mundo esperándote en casa?

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