pecho—. Antes, cuando te conocí, cuando eras la criatura de la que me enamoré, no te lo dije; pero te lo digo ahora: Te amo. Y porque te amo, no voy a dejar que esa parte de ti que tanto odiaste en el pasado, gane. No voy a dejar que el Mikhail que yo conocí se haya ido en vano.
Entonces, sin esperar una respuesta de su parte, me dejo caer al vacío.
Mis oídos pitan, la cabeza me duele; la presión que me apelmaza el cerebro es tan intensa, que no puedo hacer nada más que intentar asimilarla. Entonces, viene a mi mente ese sueño que tuve hace unos meses. Ese en el que caía de un edificio.
«Así que esto era»