bookmate game
Loreto Sánchez Seoane

Te quiero viva, burra

Te quiero viva, burra es una súplica. La frase original es el grito de Julio Cortázar intentando, sin éxito,rescatar del abismo a Alejandra Pizarnik, pero sirve para salvar la memoria de otras muchas. Porque la libertad tiene, cuando se nace mujer a destiempo, más de castigo que de recompensa. Muchas de ellas pagaron un precio muy alto. Algunas incluso su propia vida. Casi todas el silencio cuando no el desprecio por su valentía y su talento.
Lee Millar, Heidi Lamar, Alfonsina Storni, Silvya Plath, Dora Maar, Violeta Parra, Patricia Gadea, Chavela Vargas, Amy Whinehouse, María Teresa Total, Gerda Taro, Camille Claudel o Rosalind Franklin, entre otras, se convirtieron en poetas, pintoras, esculturas, actrice, activistas o científicas. Sus mentes eran tan brillantes que fueron incluso consideradas peligrosas. Sus ideas se hicieron tan fuertes que cambiaron leyes. Sus deseos tan feroces que ardieron en ellos.
174 trykte sider
Copyrightindehaver
Bookwire
Oprindeligt udgivet
2020
Udgivelsesår
2020
Har du allerede læst den? Hvad synes du om den?
👍👎

Vurderinger

  • Ale Salinashar delt en vurderingfor 4 år siden
    👍Værd at læse
    💡Lærerig
    🚀Opslugende

    Me parece que es una gran forma de retratar y plasmar el sistema en el que las mujeres vivimos, pues aunque hay historias de 1800, no se diferencia mucho el trato de la sociedad hacia las mujeres que piensan diferentes, hacía las que estamos hartas de injusticias. Me gustó mucho, sin duda aprendí muchísimo y me dejó mucho para pensar y aprender de grandes mujeres.

  • Daniela Servínhar delt en vurderingfor 2 år siden
    👍Værd at læse
    💡Lærerig

Citater

  • Daniela Servínhar citeretfor 2 år siden
    Él la adoraba en silencio y ella siempre lo hacía visible
  • Daniela Servínhar citeretfor 2 år siden
    Cuentan que vivía entre la euforia y la depresión, que se reía con la misma fuerza con la que se desesperaba
  • Daniela Servínhar citeretfor 2 år siden
    A la mañana siguiente el corazón ya no le latía. Tenía 27. Se fue a la edad en que los malditos sentían la llamada de la muerte, pero en pleno siglo XXI.

På boghylderne

fb2epub
Træk og slip dine filer (ikke mere end 5 ad gangen)