La innecesaria necesidad de la AMISTAD

1. Tener el hábito de interiorizar. «La intimidad no es solo asunto de naturaleza, sino de hábito o actividad libre estabilizada»

El interés es tan ajeno a la amistad que ni siquiera se puede buscar un amigo por tenerlo.

• buscar ocasiones de hacerles ese bien (beneficencia); y

• compartir con ellos lo que es más propio nuestro, lo más personal, las cosas que forman parte de la propia intimidad (confidencia). Este último punto, abrir la intimidad al amigo, supone que se confía en él.

Para que haya amistad entre dos personas, más allá del compañerismo que les une, deben darse tres elementos fundamentales:

• querer el bien, querer lo mejor para los amigos (benevolencia);

El encuentro entre los amigos les lleva más allá de sus posibilidades individuales, multiplica su capacidad y su realidad.

«Resulta fácil advertir por qué la autoridad arruga el ceño ante la amistad (…). Los hombres que tienen verdaderos amigos son menos manejables y menos vulnerables; para las buenas autoridades son los más difíciles de corregir, y para las malas son los más difíciles de corromper»

El encuentro que sucede en la amistad es un ensamblaje que «da lugar a algo nuevo, sea intercambio de pensamientos, sentimientos u opiniones, sea compartir una afición o proyectos, sea el incremento de nuestra amistad»

De esta manera, los amigos percibimos con claridad que somos capaces de hacer algunas cosas y de embarcarnos en algunas empresas o aventuras vitales porque las hacemos con nuestros amigos.

se constituye la relación de amistad, un lazo fuerte que con el tiempo puede llegar a ser una sólida cadena. Desde ahora requerirá forja, pero no es atadura, sino seguro de vida, de crecimiento y de libertad.

versión benévola de la historia que somos: nuestra mejor memoria»