Jamás se me ocurriría sugerirte ver juntos el amanecer o tocar tus manos y esperar a que se pudran entre las mías. Recuerda que no soy uno de ésos, y nada de lo que deseo de ti debe parecerte extraño. No quiero que pintes tus labios ni pases mucho tiempo debajo del sol. Ahorra tu piel y deja que brille en la oscuridad, sólo eso, y por favor, no te atrevas a pedirme nada, pues sabes que sólo me gusta cogerte en el momento en que no lo deseas.