Quieren a la madrecita de sus hijos, tonta, ciega, sorda y muda, feroz en la cama como un témpano de hielo, y a cinco kilómetros de distancia a una amante voluptuosa y devoradora, que haga aeróbicos sobre el sitio de su pecado, y esté dispuesta por ellos a reventar en el basurero su juventud y su maternidad, y a pasar las navidades sola, despedazando el mantel de la cena con los dientes.