emplearé esta hora de soledad, este alto en el conversar, para merodear por la casa y revivir, si puedo, por el medio de situarme en el mismo punto de la escalera, a mitad del descansillo, la sensación que tuve al oír hablar del muerto, a través de la puerta batiente, anoche, mientras la cocinera metía y sacaba pasteles del horno. Lo encontraron degollado