Inés Arredondo, que trata del erotismo exacerbado, las perversiones y hondonadas del deseo; Rosario Castellanos que se burla de las convenciones y, como de paso, expone como violencia lo que en la literatura occidental se ha velado como “seducción” o travesura masculina, y que en lenguaje cotidiano se llama violación, engaño o violencia sexual.