Lo decisivo es que estoy relacionada con lo limitado y lo infinito. Y esa relación solo puedo sentirla cuando soy consciente de mi limitación, la sensación de ser limitada e infinita a la vez, yo y la otra, mi madre. Solo cuando tengo la sensación de ser solamente yo, la pequeña yo, siento lo ilimitadamente infinito, y solo siendo consciente de ello evito ser víctima de lo subconsciente. Si sigo ignorando lo que empuja desde lo inconsciente, corro el riesgo de fundirme con ello. El deber del ser humano, escribe Jung, es crear conciencia.