Era el segundo yihadista al que detenía el tribunal, y muchos de los cargos estaban relacionados con la persecución a las mujeres; en este caso, el matrimonio forzado, violaciones reiteradas, la esclavitud sexual de niñas y mujeres. Incluía, además, acusaciones de tortura y persecución por motivos religiosos, entre ellos la profanación de tumbas sagradas.