La fiesta de La Tirana, que se realiza cada 16 de julio en el pueblo del mismo nombre, en el Norte Grande de Chile, tiene un fuerte impacto sobre la vida cotidiana de hombres y mujeres que habitan esa extensa geografía. No solo de Chile, sino que de Perú y Bolivia se desplazan los peregrinos y las peregrinas para venerar a la “China” como cariñosamente se le dice.
Para los miles de hombres y de mujeres que van cada 16 de julio a la fiesta de La Tirana, el año se divide en dos: antes y después de la fiesta. Esta forma de estructurar la vida cotidiana implica que la rutina diaria se acomoda a esa fecha. Ir a la fiesta de La Tirana se convierte en lo más importante. Ese día, el pequeño pueblo de La Tirana congrega a más de cien mil personas.
Cada 16 de julio hombres y mujeres se desplazan en busca de salud y bienestar. Esos son los motivos fundamentales de sus mandas. En Iquique, la ciudad costera más próxima al santuario, ubicada a 72 Km., los peregrinos durante todo el año desarrollan diversas actividades orientadas a presentarse del modo más óptimo a la fiesta. Una de ellas son los ensayos y la búsqueda de recursos para alojarse de mejor forma los cerca de diez días que permanecen en ese pueblo.
Este libro da cuenta de la fiesta de La Tirana a través de una mirada socioantropológica, que pretende interrogar a esta manifestación de la religiosidad popular que pese, a los augurios de la secularización, aparece año más más robusta y vigente.