Quizás por eso la primera intención, hace ya un año, fue venderlo todo. Deshacerte cuanto antes de esta carga, como hicieron tu hermano y tú con el resto de sus cosas. Luego, conforme los meses han pasado, decides que la vida no puede ser esto. Que no puedes ir por ahí cargando un cadáver.
Para de imaginar: el día ha llegado.