Por todos los dioses —susurró Vonetta.
Casteel se levantó a toda velocidad y me arrastró con él. Tiró de mí a su lado mientras contemplaba el cielo negro.
—¿Es un presagio? —pregunté.
—Lo es —confirmó Jasper, la voz áspera—. No he visto nada así desde… Por todos los dioses, desde que tu madre y tu padre se casaron, Casteel. E incluso entonces, no fue así. —Casteel bajó la vista hacia el wolven—. Esto es un presagio. Uno poderoso. —Jasper sacudió la cabeza, asombrado—. Un buen presagio del Rey de los Dioses. —Las nubes antinaturales empezaron a desperdigarse y la luz del sol volvió a iluminar nuestro entorno. Jasper sonrió—. Nyktos, aun dormido, aprueba esta unión.