Aunque un lago y un volcán resguardan la calma eterna de Los Almendros, la bruma parece facilitar lo inaudito. Leónidas Parajón, que suele escuchar la voz de sus muertos, se enamora de una joven que tiene los pies en la tierra pero colecciona ángeles de porcelana. La fuerza de esta obsesión lo llevará a preguntarse qué debe hacer un hombre, además de vestir siempre de negro, para acechar y robar un ángel de verdad, uno que habite ahí, en Los Almendros.