en ningún caso se trata de ocupar pasivamente unos espacios, sociales o tecnológicos preexistentes, que han sido creados por el poder industrial o político, es decir, por el mismo entramado que pretendemos superar —como así sucede en una primera fase—, sino que es cuestión de promover situaciones complejamente operativas en el corazón de lo dado. Hay que crear simbiosis con los territorios establecidos para transformarlos desde su interior y hacerlos finalmente nuestros. De esta forma, será el poder el que deberá acomodarse, si puede