Por encima de tantas esposas parturientas y abuelas enterradas, tal vez nos mandamos una señal: nuestros destinos difieren poco, nuestros deseos no han dejado huella, nuestra obra no existe
Arístides Luishar citeretsidste år
ella lo fecundaba con las palabras apresuradas, jubilosas y trágicas que el vacío aspira como la entrada de una colmena atrae al enjambre, y que proliferan en el vacío
Arístides Luishar citeretsidste år
la insuficiencia del mundo se volvía loca
Arístides Luishar citeretsidste år
el mito que se derramaba dulzonamente de su boca suplía el engaste de los anillos
Arístides Luishar citeretsidste år
había relojes detenidos en la hora de un antepasado
Arístides Luishar citeretsidste år
una de esas joyas transmitidas que son la memoria de la gente humilde
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entre manzana y machete, embotando más cada día el sabor de la primera y afilando el tajo del otro
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sólo fue rico en oro, y de eso murió
Arístides Luishar citeretsidste år
había muerto por la misma mano de aquellos cuyo trabajo lo enriquecían