Esta ceguera vegetal tiene muchas más implicaciones que inhibir a alguien de entrar a una tienda de plantas. Como podrás imaginarte, si ni siquiera reconoces las plantas, es probable que ignores su importancia en nuestra vida y su relevancia para la biósfera, el sistema viviente de la Tierra. Esto a su vez se traduce en una menor atención y financiamiento en el mundo de la conservación y las políticas públicas, por ejemplo. En Estados Unidos, 57 por ciento de las especies en peligro de extinción a nivel federal se compone de plantas. Sin embargo, menos de 4 por ciento del dinero destinado a las especies amenazadas o en peligro de extinción se utiliza para protegerlas.
Esta disparidad resulta notable si se considera que, en gran medida, las plantas son la base de un sistema ecológico saludable. A nivel mundial, 2,550 sitios han sido identificados como Áreas de Importancia para las Plantas (regiones con poblaciones internacionalmente significativas de especies de plantas amenazadas, hábitats bajo amenaza y/o áreas cuya riqueza botánica es excepcional). No obstante, estas áreas reciben poca protección y se enfrentan a múltiples amenazas que van desde la construcción a la agricultura y al cambio climático. Como puedes ver, esto se convierte en un peligroso bucle de retroalimentación: una menor atención a las plantas implica menos conservación, menos espacio e incluso menos oportunidades para nuestra propia interacción con ellas, sobre todo en sus hábitats naturales.