En una morra un bato halla la calma, el arrebato, la pasión, el sosiego, la aventura, la estabilidad, la locura, la cordura, la vida y a veces halla el amor y con el amor el sentido y con el sentido el propósito y con el propósito el bato se topa de nuevo con la mujer y va de nuez el merrigoround y ellas no tienen ni la foking idea de cuánto pesan en la vida de ellos, ni cuán cabrón es el deseo de sumergirse en el mundo cálido y suave y dulce que es el cuerpo y el corazón de una morra. Por eso las rolitas de amor hablan de nadar, de bucear, de zambullirse, de empaparse. Las morras como peceras, como albercas, como mares, como ríos, como océanos y hasta como charcos.