sobre las cosas que desaparecen detrás del muro del tiempo y que, para algunas personas, permanecen ocultas en su ser más profundo. No muy lejos de ella hay todo un conjunto de figuras. Cuando caminas por ahí a solas, tienes la impresión de que ellas se conocen entre sí y de que tú quizá les molestes. Un hombre con aspecto de un Karl Marx heroico que, en el lugar del torso, tiene una especie de lápida en la que figura su nombre apenas legible, Giosuè, y, en el lugar de los hombros, dos cabezas de mujer que apartan la vista de él. El hombre se eleva sobre las ramas invernales de los