Pipá, un harapiento pillete de doce años, es, «como César, rápido en la ejecución de sus planes» y, gracias a eso, se introduce, disfrazado, en una casa rica donde sirve de distracción a Irene, una niña a la que su madre cuida con mimo. Allí conoce un mundo que ignoraba al escuchar los cuentos con que su madre distrae a Irene.