Hace mucho tiempo, a los quince años, Anne reunió el valor suficiente para abandonar su casa, adentrarse en el bosque que ve cada día desde la ventana de su casa, y no regresar jamás. Un lugar en el que esconderse y alejarse de su caótica familia. Poco a poco, aprende a buscar comida y a cazar con sus propias manos; a construir una casa y a descifrar el coro griego de los árboles. Observa a los zorros y los ciervos. Sobrevive a su primer invierno, y conoce la amarga y cálida belleza del amor. Pero en el bosque hay otras voces: un hombre armado con una pistola, niños que chapotean en las charcas… y pronto la ciudad, que poco a poco empieza a cercarla. “La poda” es un libro desgarrador y hermoso, poético y brutal. Una conmovedora metáfora sobre la irresistible llamada de los bosques.