diferencia de Zea, que partía de una antropología filosófica de corte historicista para proponer una moral para los mexicanos, Uranga la fundamentaba en una ontología existencial. Y eso fue lo que Gaos le reprochó a Uranga: el pretender replantear la autognosis nacional en una ontología, que, según el maestro español, no pasaba de ser una “óntica”, es decir, un estudio secundario sobre un tipo de ente. Para responder a Gaos, Uranga se apoya en la autoridad de Heidegger. Dice Uranga: “La existencia tiene, pues, como ‘propiedad’ radical la Jemeiningkeit, o ser en cada caso mía y no una existencia general, de todos y de nadie. […] Desde esta perspectiva pues, es legítimo hablar de una ontología del mexicano”.