Ahora, en el auto hacia la costa, esa discusión quedó atrás renovada por la discusión sobre el horario de salida, que después mutará a otra por un giro que tendría que haber hecho en Conesa y no advirtió, y ella no le avisó. Después, será por un derrame de agua en el tapizado. Cada nueva discusión tiene su tempo y su potencia, si no se prolonga se ramifica. No se cansan nunca. Y cada una se pierde en la multitud de discusiones que implosionan todos los días, días de semanas idénticas a otras semanas, rodeadas de peleítas de todos los tamaños, indiferencia, besos rápidos