Una cabeza llena de fantasmas

Estaba mintiendo. Era tan evidente que me pareció casi cómico. El que estuviera ocultándome lo que fuese que me estaba ocultando me daba permiso para imaginar todo tipo de horrores con la consulta del médico como escenario, aunque no supiera de qué clase de médico estaba hablando mamá.

No. Debes recordar ese cuento sobre las dos hermanas. Tienes que acordarte de todas mis historias porque son… Tengo la cabeza llena de fantasmas y estoy intentando expulsarlos, pero tú debes recordar el cuento sobre las dos hermanas en particular. ¿Vale? Hazlo, por favor. Dime que sí.

Los codos aporrearon la mesa. Las piernas se estiraron, rígidas, entre convul

s y Marjorie. No hubo ninguna explicación, ninguna revelación, ningún arrepenti

necesitaba y quizás algún d

Marjorie esbozó una sonrisa.

—No se te escapa nada, ¿verda

que necesitaba. Aunque yo no me acordaba de nada, tenía la impresión de que todo era

labras «cianuro de pot

mbién ha reunido un montón

Siguió hablando mientras yo empezaba a llorar y usaba el puñado de tarjetas para tapa