¿Y si resulta que el tiempo se ha detenido ya? ¿Cómo podríamos saberlo? ¿Se pararán los relojes? ¿Seguirán inamovibles en la misma fecha los calendarios? Lo dudo, no se alimentan de tiempo. De hecho, no viven de él.
¿Qué se nutre de tiempo, entonces?
Todo lo vivo, evidentemente. Los gatos y las vacas, las abejas y culebras de agua, el cardo borriquero, el busardo ratonero y los ratones, las ardillas en los parques, las lombrices de tierra y la mosca de la fruta, la ballena azul, el gardí. Todo aquello que nada, vuela, se desliza en silencio, trepa a los árboles, crece, se reproduce, envejece y muere. Solo ellos se nutren del tiempo. O el tiempo se nutre de nosotros. Eso es, nosotros somos el alimento del tiempo.