Dubravka Ugrešić

Baba Yagá puso un huevo

  • Fernandohar citeretfor 2 år siden
    Las palabras de los diagnósticos médicos eran largas, amenazadoras y «feas»
  • Añita Piñahar citereti går
    Sentí un alivio repentino. Tan solo ahora, cuando por fin me liberé de la presencia de Aba, tuve la sensación de haber llegado a Varna.
  • Añita Piñahar citereti går
    Aba y mi madre habían encontrado enseguida un idioma común, un idioma secreto. Tal vez estaban hechas del mismo material, tal vez se habían reconocido sin que ellas mismas lo supieran. Las unía un idéntico miedo a la desaparición, un deseo inconsciente de dejar huella, de perpetuarse.
  • Añita Piñahar citereti går
    Aba había dado en el blanco por pura casualidad: sí, ella era una niña vieja. Había nacido con el estigma invisible de niña no querida en la frente. Y no importaba en absoluto si realmente la habían querido o no, y si algún día la iban a querer o no; el hambre nació con ella, y con ella desaparecería. Saciar semejante hambre era casi imposible; en el intento de aplacarla, muchos habían desfallecido. ¿Quizá Eresictón, el rey de la mitología griega, que falleció royendo sus propios huesos, fue castigado precisamente por esta hambre, y no por el hambre verdadera?
    Aba y mi m
  • Añita Piñahar citereti går
    Por primera vez la conversación entre nosotras era relajada, y ahora toda la situación adquirió el tono rosáceo de una excursión de dos colegialas. Quizá también contribuyó a ello el mal tiempo, la inesperada tormenta; quizá, en realidad, era yo y no ella la que desde el principio había estado tensa, insistiendo en las reglas de un «género» autoimpuesto, obligándola así a que se adaptara.
  • Añita Piñahar citeretfor 3 dage siden
    Esta ciudad no era propiedad mía, sino de mi madre, pensé. Ella había cedido su propiedad, igual que había cedido la tumba de mi abuela a otros. Aquí ya nada era suyo, salvo el sueño, y también este había empalidecido con los años. ¿Por qué crecía entonces en mi interior la desesperación y me llenaba como la espuma una jarra de cerveza?, me pregunté. ¿Acaso porque había aceptado ser el peregrino por encargo de mamá?
  • Añita Piñahar citeretfor 3 dage siden
    Me inquieté. Aba, ahora sí que lo tenía claro, simplemente me sacaba de quicio. ¡Me irritaba esta mezcla suya de supuesta modestia y presuntuosidad intelectual! ¡Una empollona!
  • Añita Piñahar citeretfor 3 dage siden
    Me sulfuraba su seguridad en sí misma. Más aún porque yo estaba en estado comatoso.
  • Añita Piñahar citeretfor 5 dage siden
    No obstante, ella ya había cerrado la mayoría de sus «archivos sentimentales». Solo mantenía uno todavía entreabierto: era Varna, la ciudad de su infancia y juventud. Por eso, a todas luces, había permitido tan gustosamente que la pequeña búlgara desconocida accediera a su territorio.
  • Añita Piñahar citeretfor 5 dage siden
    La costumbre de pronunciar dos veces la palabra que quería subrayar era nueva, igual que la costumbre de clasificar a las personas en «agradables» y «desagradables». Las agradables eran agradables con ella, por supuesto.
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